domingo, 18 de octubre de 2009

No me llamen delincuente...


Yo no fui oficial a cargo durante el asesinato a Filiberto Ojeda Ríos.  Yo no di la orden para llenar de peper spray a los periodistas.  Yo no llegué a la Avenida Universidad a repartir palos a diestra y siniestra dejando heridos decenas de estudiantes que solo disfrutaban de una noche de fiesta.  Yo no disparé la pistola de gases lacrimógenos directamente a una estudiante, y la dejé mal herida.  Yo no envío a mis amigos a caerle a golpes a las comunidades pobres de mi país. Y tampoco atropello a los trabajadores. Le pregunto, ¿quién es el delincuente, entonces Señor Figueroa Sancha?

Es sumamente preocupante el tono que han adoptado los políticos y jefes de agencia para referirse al pueblo. Hay  un desdén total hacia nosotros, no tienen ni el menor sentido de culpa cuando abren sus boquitas. Tenemos en lista una gran cantidad de adjetivos que sin remordimiento alguno salen de la boca de aquellos responsables de implementar la política publica:  crápulas, garrapatas, terroristas, delincuentes, y otros tantos que por no provocarme una ulcera no repetiré, such is life. 

 Pero las palabras operan en dos direcciones. 

No puedo pensar en gente más crápula, que según la Real Academia Española es un borrachón o un vicioso, que muchos políticos nuestros. Como garrapatas viven los empresarios y banqueros que se dedican a chuparle la sangre al pueblo, y nadie es más terrorista que aquellos que llevan meses infundiendo el terror al pueblo al dejarlos en la calle sin sustento para sus hijos. 

¿Cómo podemos acabar con la violencia en las calles, si aquellos que dirigen en la país actúan igual?  Qué vergüenza daba ver al Alcalde de la Capital insultar sin inmutarse a los residentes del Caño Martín Peña, quienes defienden su derecho a una vivienda.  Y como si eso fuera poco, verlo peder el talante, si le quedaba alguno, al ofrecer gasnatás a quienes salieron en su defensa. 

Y con toda la desfachatez de mundo, verlo varios días después cancelando un evento artístico por las expresiones que hizo René Pérez, de Calle 13, sobre el Gobernador Fortuño.  Es que hay que tener una fuerza de cara asombrosa. 

La Real Academia Española define “hijo de pu…” como: “Mala persona”. 

Y para mi, Fortuño, Figueroa Sancha, Santini et al, son MALAS PERSONAS

(foto en blanco y negro: Alina Luciano)

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