sábado, 5 de junio de 2010

Carpediem


Abrí los ojos, busqué la computadora, y lo vi.

Lo anunciaban, pero no con los vítores que se hubiera hecho en un día común. Hoy, solo se habla de la muerte de Willie, pero hay un puertorriqueño al que eso dejó de importarle anoche a las 10. Acababa de ganar la Loto, se convirtió en un nuevo rico.

Quizá nunca había pasado de tener 500 dólares en su cuenta de ahorro, y ahora le correspondían 25 millones. De repente sus sueños se hacen muy grandes, no los puede tocar. Su imaginación debe galopar a una velocidad inimaginable.

¿Qué hacer ahora con tanto dinero? Pago la hipoteca -pensará- y me saco el molesto banco de encima. Saldo mis tarjetas de crédito, y me doy un viaje. ¿A dónde? El mundo se hace grande y pequeño a la vez. Puedo ahorrar para peores tiempos, reflexiona. ¿Pero habrá peores tiempos? “Carpediem”, dice exaltado al acordarse de lo que aprendió en alguna clase de Humanidades en la UPR.

Voy a invertir -dice convencido- total, el país está en venta, y una parte puede ser mía.

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